México, lo que todo ciudadano quisiera (no) saber de su patria, escrito por la politóloga Denise Dresser y el novelista Jorge Volpi, es un libro que, irónicamente estructurado a manera de libro de texto, nos narra la Historia de México que conocemos pero que todos negamos saber, de una manera crítica, certera, sarcástica y mordaz.
Una revisión de la Historia oficial redactada al calor de unos pulques por un grupo de intelectuales famosos, esa que nos enseñan en la escuela y que aprendemos de memoria; personajes, hechos, simbolismos y moralismos que hacen de nosotros unos nacionalistas ramplones, ciegos voluntarios gobernados por tuertos, estrábicos, miopes y astigmáticos.
Sin embargo, como mexicanos, no podemos llorar sin, a la vez, reir: el libro es pura ironía, de esa que nos hace la vida mejor a pesar de nuestras desgracias. Sin embargo no intenta ser una risa pasajera, llevadera, sino aquella que nos hace burlarnos de nosotros mismos, ver nuestros defectos y abochornarnos, hacernos concientes:
Entre carcajada y carcajada el libro intenta revelar verdades dolorosas que no podrían ser expuesta de otra manera. Intenta enseñar lo que es y no lo que debería ser; ir más allá de lo que quienes gobiernan quieren que sepamos del país y de nosotros mismos. Como la respuesta satírica de nuestra generación, el libro le pide al país que se ria de sí mismo pero también que se examine a sí mismo. Como la version mexicana del libro de Jon Stewart, America: The Book, está hecho para hacer reír pero también para hacer pensar. Exige ver la mexicanidad de manera más honesta, al poner a la historia oficial de cabeza para que podamos mirar lo que hay detrás de ella: el racismo, el autoritarismo, la corrupción, la impunidad, una clase política fracasada y una ciudadanía impasible, invisible.El cartel que muestro arriba es parte de la campaña publicitaria del libro, el cual fue diseñado en la Máquina del Tiempo -el primer proyecto en el que participé-. Un gran reto y un enorme placer, pues además de colaborar con Dresser y Volpi y un magnífico equipo editorial, trabajé al lado de Alejandro Magallanes y de mi antihéroe favorito: José Quintero.
En suma, esta obra no sólo se burla de los aspectos más negros de nuestro país, sino que anima a sumarse a esa legión de mexicanos críticos que ya no están dispuestos a tolerar tantas mentiras, tanta impunidad, tantos abusos. Aspiramos a que este libro se convierta en un espejo de la realidad histórica, política y social de nuestro país, en una bomba de tiempo en manos del lector.
Digo que fue un reto pues es un libro de 336 páginas, casi todas ilustradas, que debía terminarse en menos de dos meses, marzo como límite. A la fecha, el libro lleva ya seis reimpresiones, cerca de 90,000 ejemplares vendidos -a pesar del veto en Sanborns-, mucha crítica cosechada y conciencias alborotadas a lo largo del camino. Lamento no haber publicado esto antes, pero saben que esta bitácora rancia se actualiza cada que Dios quiere...
5 comentarios:
Les quedó chido.
Igual y lo posteo luego...
Un saludo bro
jejejeje esta chido el homenaje al sargento.. Calderon...
Sip, la verdad es que el libro es una delicia mordaz, muy bueno en la parte textual y contextual, y maravilloso tambien en la parte grAfica, donde no hay excusa de desagrado; es decir, donde el (re)nombre de los ilustradores y diseñadores que lo hicieron, junto con Volpi-Dresser, basta y sobra.
PD: no entiendo lo del antihEroe Quintero, pues la verdad es que yo lo considero uno de los (poquitos) mejores ilustradores mexicanos, y no solo por su trabajo, sino porque es un sujeto harto integro, valor necsario para ser diseñador o ilustrador o ser humano cualquiera, no crees?
Un saludo!!
antihéroe.
1. m. En una obra de ficción, personaje que, aunque desempeña las funciones narrativas propias del héroe tradicional, difiere en su apariencia y valores.
Los extravíos del humor
(Historia nacional con humor y sin sentido)
Jorge Volpi y Denise Dresser
México. Lo que todo ciudadano
quisiera (no) saber de su patria.
México, editorial Aguilar, 2006
Precio comercial: $298.00
Somos parte de una tradición intelectual y académica con tendencia al estilo solemne. Por eso resulta difícil cuestionar un libro que deliberadamente se esfuerza en ofrecernos un material con aspiraciones humorísticas. Pero el escritor Jorge Volpi y la periodista Denise Dresser ofrecen un libro alternativo a la historia oficial de México que, en un afán de irreverencia, nos arroja a un mar de anotaciones con cinco centímetros de profundidad.
México. Lo que todo ciudadano quisiera (no) saber de su patria. El libro se encuentra divido en diez capítulos que son precedidos por el prólogo de un malogrado Benito Juárez: “Hace mucho que no me reía tanto como cuando leí este libro. Ni con las leyes de Reforma o el fusilamiento de Maximiliano me la pasé tan bien.” (p.14) La lectura transcurre entre temas tratados con una trivialidad sofocante. Los lectores nos encontramos colmados de lugares comunes y ocurrencias ramplonas, siempre relacionados con la historia mexicana y la realidad política de nuestro tiempo.
Los divertidos autores repasan la historia de México colonial al proceso revolucionario en treinta párrafos (literalmente). Suponen que su intención irreverente y burlona suple el supuesto objetivo del libro: cuestionar la historia oficialista (“Si eres ciudadano y te indigna la historia nacional, continúa leyendo.” p. 9). Incluso lo consideran un medio de concienciación para los mexicanos: “Si eres un mexicano que no quieres cambiar, no leas este libro”; es más, estos ultras del humor político amenazan a los lectores diciendo: “Si eres ciudadano y te ofende el contenido de este libro, te mereces el país que tienes”.
No hay ideas ni críticas creativas en el texto. Tampoco podríamos pensarlo como medio para divulgar una lectura crítica a la historia de México (el simple precio comercial del libro lo impide). Sólo encontramos ilustraciones con humor vacío y predecible. A lo largo de capítulos como “Orígenes del ser mexicano”, “México de hace mucho a 1910: águilas serpientes, vírgenes y ángeles” o “La partidocracia ¿o será cleptocracia?” los lectores padecemos una aventura cómica confusa y sin dirección. Nada más alejado de aquellos esfuerzos en los que Rius, con cierta inocencia ideológica, procuraba forjar una conciencia crítica entre jóvenes lectores. Con independencia de gustos o afinidades en el plano de las ideas, creo que no se puede negar que este caricaturista mexicano poseía una brillantez expositiva.
Humor sin sentido en pos de lectores con sentido del humor. El libro no puede considerarse una idea original, precursora de nuevas maneras de abordar temas de interés general. León Krauze ya nos ha prevenido que America: The Book, creación de Jon Stewart, no es solamente la fuente de inspiración de Volpi y Dresser, sino el esquema imitado mecánicamente (Letras Libres, num. 89.) Es justo aclarar que no necesitábamos estas precauciones para detestar el libro. Es indefendible por sí mismo.
La cultura en México no carece de representantes alejados de la solemnidad. El problema es que los maestros (El Nigromante, Salvador Novo, Cuesta, Jorge Ibargüengoitia, Carlos Monsiváis o Naranjo como caricaturista) significan un parámetro muy alto para los iniciados en la crítica con humor. Ellos nos han enseñado que la sátira y la ironía pertenecen al terreno de la crítica poseedora de elementos estilísticos mayores; son producto de la fina inteligencia y no de la voluntad improvisada. En cambio, los autores de este libro son capaces de experimentar todas las bromas de mal gusto (“La esperanza de vida en México es de 76 años y 18 si eres mujer en Ciudad Juárez”); están dispuestos a disponer de todo su simpleza como humoristas.
No sabemos nada acerca de la información literaria de Dresser y la vocación de Volpi como escritor satírico es incierta. Lo evidente es que los autores enfrentan todas las humillaciones ante el lector, con tal de generar, sin éxito, un humor social que gente como Jis, Quino o Los Simpson logran sin esfuerzo –y sin necesidad de contarnos una historia nacional.
Víctor Hugo Lozada Illescas
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